Falta de vitamina D: ¿Cómo afecta al cansancio en invierno?
Con la llegada del invierno, las noches se vuelven más largas y los días más cortos, oscuros y fríos. La falta de luz solar hace que generemos menos serotonina, una sustancia clave para regular nuestro estado de ánimo. Como resultado, esto afecta nuestra salud y bienestar, causando lo que se conoce como astenia invernal o astenia estacional, un fenómeno común en los meses más fríos.
Desde Aquilea Sueño no solo nos preocupamos por tu descanso nocturno, sino también por que te sientas descansado durante el día. La sensación de cansancio que experimentamos en invierno no solo está relacionado con la falta de luz solar, sino también con la disminución de niveles de ciertas vitaminas esenciales, como la vitamina D.
Síntomas de falta de vitamina D
El déficit de vitamina D puede manifestarse de diversas formas, y sus síntomas a menudo son sutiles o pueden confundirse con otras condiciones. Entre los síntomas más comunes destacan:
- Fatiga y debilidad: Esta deficiencia puede reducir los niveles de energía y provocar una sensación constante de cansancio.
- Dolor muscular y óseo: Un déficit prolongado de esta vitamina puede afectar la salud de los huesos y los músculos, resultando en molestias musculares y dolor en las articulaciones.
- Infecciones frecuentes: La vitamina D desempeña un papel clave en el sistema inmunológico, y su deficiencia puede hacer que las personas sean más susceptibles a infecciones como resfriados y gripes.
- Cicatrización lenta de heridas: La falta de esta vitamina puede dificultar la regeneración celular, lo que lleva a una cicatrización más lenta.
- Cambios de humor y depresión: Existen estudios que sugieren una relación entre los bajos niveles de vitamina D y el riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo, incluyendo depresión.
- Pérdida de densidad ósea: este déficit puede llevar a un debilitamiento de los huesos, aumentando el riesgo de fracturas.
Es importante prestar atención a estos síntomas y realizarse análisis de sangre periódicos para comprobar los niveles de esta vitamina, especialmente en personas que pasan poco tiempo al aire libre o tienen factores de riesgo.
Posibles causas de falta de vitamina D
La deficiencia de vitamina D puede tener varias causas, y es importante identificarlas para corregirlas de manera adecuada. Algunas de las razones más comunes incluyen:
- Exposición insuficiente al sol: Esta vitamina se sintetiza en la piel mediante la exposición a la luz solar. Las personas que pasan la mayor parte del tiempo en interiores, o que viven en climas con poca luz solar, pueden tener niveles bajos de esta vitamina. Lo mismo ocurre durante el periodo invernal.
- Dieta inadecuada: Aunque la mayor parte de la vitamina D proviene del sol, también puede obtenerse de ciertos alimentos. Una dieta baja en productos lácteos, pescados grasos, huevos o alimentos fortificados puede contribuir a la deficiencia.
- Problemas de absorción: Algunas condiciones médicas, como la enfermedad celíaca, el Crohn o la fibrosis quística, pueden interferir con la capacidad del cuerpo para absorber esta vitamina.
- Edad avanzada: Con la edad, la piel se vuelve menos eficiente en la producción de vitamina D. Las personas mayores también tienden a pasar menos tiempo al sol, lo que aumenta el riesgo de deficiencia.
- Piel oscura: Las personas con piel más oscura tienen más melanina, lo que reduce la capacidad de la piel para producir este elemento a partir de la exposición solar.
- Obesidad: La vitamina D se almacena en la grasa corporal, por lo que las personas con obesidad pueden tener niveles bajos en sangre, ya que la vitamina queda atrapada en los tejidos grasos.
Vitamina d y sol: el papel de la luz solar en nuestro cuerpo
Un mediodía de verano es la mayor fuente de energía natural para el cuerpo, y esto se debe principalmente a la luz solar, que es fundamental para la síntesis de vitamina D. Esta vitamina es esencial no solo para la salud ósea, sino también para combatir la astenia estacional. En invierno, debido a la reducción de horas de sol, nuestra exposición se limita, lo que puede llevar a un déficit de vitamina D. Este déficit está estrechamente relacionado con el cansancio y el agotamiento.
Los síntomas de falta de vitamina D incluyen cansancio, apatía y debilidad muscular. Si sientes que el cansancio se vuelve persistente, es posible que la falta de esta vitamina sea la causa subyacente.
Cómo aumentar los niveles de vitamina D en invierno
Durante el invierno, pasamos más tiempo en espacios cerrados y recibimos menos luz solar, lo que reduce nuestra capacidad de sintetizar vitamina D de manera natural. Esta carencia puede llevarnos a sentirnos más cansados y a experimentar la conocida astenia invernal. Sin embargo, es posible mejorar nuestros síntomas de falta vitamina D con algunas estrategias clave, que no solo nos ayudan a combatir la fatiga, sino que también favorecen nuestro bienestar general.
Alimentos que consumir
Una de las formas más accesibles de aumentar los niveles de vitamina D durante el invierno es a través de la dieta. Consumir alimentos ricos en esta vitamina no solo ayuda a prevenir el cansancio y la astenia estacional, sino que también favorece la salud general del organismo.
El salmón es uno de los alimentos más destacados por su alto contenido en vitamina D, ya que 100 gramos pueden cubrir casi la mitad de la cantidad diaria recomendada. Sin embargo, existen otras opciones que pueden incorporarse fácilmente en tu alimentación diaria.
Pescados grasos: Además del salmón, otros pescados grasos como el atún, la caballa y el arenque son excelentes fuentes vitamínicas. Estos pescados, además de ser ricos en omega-3, contribuyen a mantener altos niveles de energía, lo que ayuda a combatir la sensación de fatiga y mejorar el estado de ánimo.
Huevos: Las yemas de los huevos también contienen esta vitamina, por lo que incluir huevos en tu dieta puede ser una forma sencilla de reducir el déficit. Además, los huevos aportan proteínas de alta calidad, que ayudan a mantener la energía y reducir el cansancio durante el día.
Productos lácteos fortificados: Leche, yogur y otros productos lácteos fortificados con vitamina D son opciones prácticas para incluir en la dieta diaria, especialmente si se consumen en el desayuno. Además estos alimentos son una fuente importante de calcio.
Setas: Las setas son una buena opción vegetal para suplir la falta de vitamina D, especialmente aquellas que han sido expuestas a la luz ultravioleta. Las setas como los champiñones y las setas shiitake pueden ser un gran complemento para la dieta de invierno.
Exposición solar controlada
Aunque el invierno traiga consigo días más cortos y menos luz solar, aprovechar cualquier momento de exposición al sol es fundamental para mantener altos los niveles de energía y bienestar. Salir a caminar al aire libre, incluso en días nublados, permite que el cuerpo reciba la cantidad necesaria de luz solar para estimular la producción de hormonas como la serotonina, la cual mejora el estado de ánimo. Si puedes exponerte al sol durante 20 a 30 minutos al día, es posible que notes una mejora significativa en tu vitalidad. A pesar de que el sol de invierno sea menos intenso, cualquier contacto con la luz natural es beneficioso para el equilibrio general de tu organismo.
Suplementos para reforzar tus defensas en los meses fríos
Durante los meses de invierno, cuando es más difícil obtener suficiente luz solar y mantener una dieta rica en ciertos nutrientes, los suplementos pueden ser un aliado eficaz. Para aquellos que tienen niveles bajos, recurrir a productos específicos puede ser la clave para evitar la fatiga y mejorar el bienestar general. La fórmula de Aquilea Vitamina D+, por ejemplo, combina ingredientes esenciales como la vitamina E y Resveratrol, lo que no solo optimiza el aporte nutricional, sino que también protege las células del daño oxidativo. Gracias a su acción rápida, ayuda a la recuperación de tus niveles de energía y una disminución del cansancio típico del invierno.
En conclusión, el invierno no tiene por qué ser sinónimo de cansancio y falta de energía. A través de la alimentación, la exposición al sol y la suplementación adecuada, además de otros hábitos saludables, podemos solucionar el déficit de vitamina D que tan importante es para evitar la astenia estacional y mejorar nuestro estado de ánimo.