Que los problemas digestivos no te arruinen las vacaciones
Las vacaciones implican diversión, descanso, viajes, emociones… pero, en algunas ocasiones, los cambios en el ritmo de vida pueden traer consigo ciertos problemas de salud capaces de dar al traste con el anhelado momento de disfrute estival.
Y muchos de esos inconvenientes tienen que ver con los problemas digestivos que se suelen producir en esta época del año y que son, principalmente el estreñimiento, las diarreas o las digestiones pesadas.
Estas son algunas de las pautas a seguir para evitarlos:
Estreñimiento. Los cambios en las rutinas diarias favorecen la aparición del estreñimiento. Así, no tener una hora fija de comidas, saltarse alguna de ellas, no tomar suficiente agua, disminuir la cantidad de ejercicio físico y no tener una rutina para ir al baño juegan en contra de la regularidad en el tránsito intestinal. A muchas personas les cuesta ir al WC cuando están fuera de casa e inhiben el reflejo defecatorio. Un problema que se debe evitar ya que puede aumentar día tras día y perjudicar enormemente nuestra salud y bienestar. Para evitarlo, hay que hidratarse a conciencia, especialmente si hace mucho calor, procurar seguir la norma de hacer cinco comidas al día y optar por una alimentación saludable, con abundancia de frutas, verduras, granos integrales y legumbres que aporten al organismo la fibra que necesita a diario. También conviene fijarse una hora para ir al baño y llevar, por si es necesario, alguna ayuda puntual que ayude a mantener el movimiento intestinal para evitar “tapones” innecesarios.
Diarrea. Los cambios en la alimentación, algunos alimentos en mal estado y el consumo de aguas diferentes a la habitual pueden provocar diarreas en verano. En esta época, además, se suele hablar de la diarrea del viajero, que es aquella que se produce al trasladarse a otros lugares del mundo donde el agua y los patrones alimentarios son muy diferentes. Para evitar este trastorno tan típico de las vacaciones veraniegas conviene cuidar del estado de los alimentos y ser muy asépticos en su manipulación. Hay que tener en cuenta que las altas temperaturas favorecen la proliferación de patógenos que pueden estropear en muy poco tiempo los alimentos y dar lugar a intoxicaciones alimentarias. Por ello se debe proteger en todo momento la cadena del frío y no tomar aquellos de cuyo buen estado se dude, especialmente si han sido elaborados con huevo (por el riesgo de salmonella) o con leche. Igualmente, dependiendo del destino, hay que evitar los alimentos crudos o poco cocinados y mantener una buena higiene, tanto al manipular los alimentos como con los utensilios que se utilicen.
Con respecto al agua, si se viaja a países de riesgo se aconseja tomarla siempre embotellada y no utilizar cubitos de hielo, que pueden haber sido preparados con agua del grifo.
Muchos expertos viajeros optan por tomar un suplemento a base de probióticos, para llegar al destino con una buena flora intestinal. También es buena idea llevar siempre consigo algún remedio antidiarreico eficaz.
Digestiones pesadas. Las comidas desordenadas, muy copiosas o con exceso de fritos, grasas o alcohol pueden provocar molestias estomacales y digestiones pesadas. El consejo básico es seguir una dieta saludable con abundantes frutas y verduras (perfectamente lavadas) y productos frescos (bien cocinados) y mantener una regularidad en las ingestas. También es importante no pasarse con la cantidad y dejar que el estómago descanse; de modo que tras una comilona conviene que la siguiente ingesta sea ligera.
Las personas propensas a este tipo de problemas de suelen encontrar una solución sencilla y natural en los complementos a base de papaya, un ingrediente ideal porque facilita la digestión gracias a su contenido en papaína.
Por cierto, ya existen en comprimidos para gases masticables, muy prácticos para llevar siempre encima.