La importancia en el cuidado de los músculos
Se ha demostrado que la musculatura, además de formar parte de nuestro sistema locomotor, también tiene funciones metabólicas que participan, por ejemplo, en la regulación de los niveles de glucosa en sangre, de la temperatura e incluso en la respuesta inflamatoria del organismo.
Ahora bien, para mantenerla en buen estado es necesario alimentarla de forma adecuada y trabajarla con ejercicios de musculación. Por ello, es fundamental prestar atención al cuidado de los músculos.
La mayoría de las veces asociamos la palabra musculación con la imagen de tipos forzudos levantando pesas de muchos kilos. Sin embargo muscular es un método que no siempre requiere del uso de pesas, que sirve para entrenar la fuerza y que todos deberíamos practicarlo en beneficio de nuestra salud.
A partir de los 50 años la masa muscular empieza a decrecer de manera natural, motivo por el que los expertos recomiendan no bajar la guardia.
Lo ideal sería mantener la musculatura en forma durante toda la vida, pero lamentablemente, el ejercicio físico no es todavía un hábito adquirido por toda la población. Es más, en vez de dejar de entrenar a partir de cierta edad, como suele ocurrir, convendría no parar o incluso empezar a ejercitarse si no se ha hecho nunca, siempre bajo la supervisión de un experto en fitness que adapte los ejercicios a la edad y condición de cada persona.
En cuanto a la dieta, no deberían faltar hidratos de carbono complejos (que nos proporcionan energía), proteínas (necesarias para la recuperación muscular) y vitaminas y minerales como el magnesio, el fósforo, el calcio, el hierro o el zinc, que contribuyen también al buen funcionamiento del sistema musculo esquelético.
En el caso de las mujeres, es importante saber que el entrenamiento muscular es un gran aliado en la etapa de la menopausia, ya que si se trabaja de forma adecuada, contribuye a mejorar la fijación del calcio en los huesos y a reducir el riesgo de mineralización insuficiente.
El objetivo debería ser poder llegar a la vejez con una buena forma física que nos permita vivir con autonomía y reducir el riesgo de fracturas y caídas, tan habituales en las personas mayores y que muchas veces están asociadas al déficit de masa muscular.