La Importancia de la Vitamina D durante el embarazo
Las vitaminas son sustancias orgánicas presentes en los alimentos que contribuyen a un correcto funcionamiento del organismo. La carencia de estas promueve la aparición de diferentes enfermedades y patologías. Existen diferentes tipos de vitaminas, las cuales se agrupan en vitamina A, B, C, D, E y K. Aquellas que se relacionan bajo la misma letra del alfabeto suelen estar presentes en los mismos alimentos y comparten una fórmula química.
En este caso, vamos a hablar de la vitamina D. La importancia de este grupo de sustancias se dio a conocer a principios del siglo XX, dada su relación con la correcta salud de los huesos. Fue en esta época cuando se descubrió la relación de enfermedades como el raquitismo con la carencia de vitamina D en el cuerpo.
La vitamina D es un tipo de vitamina liposoluble, lo que quiere decir que se almacena en el cuerpo, concretamente en el hígado y el tejido adiposo. Su exceso se elimina mediante las heces. Esta denominación entra dentro de la clasificación de las vitaminas como liposolubles o hidrosolubles. Las hidrosolubles no se almacenan en el cuerpo y se eliminan a través de la orina. Dentro de este grupo entran la vitamina C y las vitaminas B.
La importancia de la vitamina D durante el embarazo
Absorción del calcio
Dentro de la vitamina D, existen dos vitámeros fundamentales: el colecalciferol y el ergocalciferol. La vitamina D es fundamental para la absorción del calcio en los huesos. Por sí solo, el sistema digestivo absorbe entre un 15% y un 20% del calcio, el cual se encuentra en alimentos como los productos lácteos, las hortalizas de hoja verde o algunos pescados.
De esta manera, muchas veces se tiende a aumentar el consumo de dichos alimentos, cuando el problema realmente está en la carencia de vitamina D. Es esta la sustancia encargada de que el intestino absorba el calcio, ayudando así a mantener unos huesos fuertes.
Es esta principal función de la vitamina D la que explica que su carencia se relacione con afecciones como la osteoporosis. Es una enfermedad que provoca una reducción de la densidad de la masa ósea, haciendo que los huesos sean más frágiles y que tengan una mayor probabilidad de sufrir rupturas. Además, la deficiencia vitamínica del tipo D puede ser la causante de patologías como el raquitismo o la osteomalacia. Así, un consumo adecuado de vitamina D durante el embarazo ayuda a que el niño no sufra las patologías mencionadas y a que sus huesos se formen correctamente.
Sistema inmune
Más allá de la importancia de la vitamina D a nivel óseo, es también crucial para otras funciones del organismo, especialmente para el sistema inmunitario.
La vitamina D es necesaria para contar con una pared intestinal saludable. Los patógenos que llegan a nuestra sangre lo hacen atravesando dicha pared intestinal, debido a su mal estado. Así, la presencia de vitamina D en el cuerpo ayuda a que los patógenos no consigan penetrar en el torrente sanguíneo. Además de esto, ayuda a la síntesis de agentes antimicrobianos, protegiendo al cuerpo de diversas infecciones.
Hay que aclarar que el sistema inmune está formado por el sistema inmunitario innato y el adaptativo. El objetivo principal de ambos es proteger al organismo de los antígenos que reconozca.
La inmunidad innata son una serie de barreras que permiten que todo aquello que sea dañino no logre penetrar en el cuerpo, y serían, por ejemplo, la tos, los mocos o las lágrimas. En este caso, la vitamina D estimula a las células encargadas de detectar y destruir a los organismos dañinos.
Por otro lado, la inmunidad adaptativa es aquella que se va construyendo poco a poco debido a la exposición a diferentes antígenos. En este punto, la vitamina D aumenta el número de linfocitos, células inmunitarias que se encuentran en la sangre y el tejido linfático.
La inmunidad innata y la inmunidad adaptativa de la madre son muy importantes para la formación del sistema inmune del niño. Hasta los 6 o los 12 meses de edad, el bebé se protege de los agentes dañinos gracias a los anticuerpos que la madre le transfirió mediante la placenta durante el embarazo.
Además de la importancia de la vitamina D a la hora de fortalecer el sistema inmune y de tener unos huesos fuertes, esta sustancia contribuye a prevenir ciertas complicaciones como el parto prematuro. También es beneficiosa para disminuir el riesgo de sufrir diabetes gestacional.
¿Cómo obtener vitamina D?
Las vitaminas deben obtenerse de alimentos y fuentes externas, ya que no pueden ser sintetizadas por el organismo.
En primer lugar, la principal fuente de vitamina D es la exposición solar. En términos generales, con una exposición de 10 minutos tres días a la semana es suficiente. Sin embargo, dependerá de la hora que sea, del clima, de la estación o de la latitud. Esto hace que en lugares menos soleados las personas produzcan una menor cantidad de vitamina D.
En segundo lugar, también se puede encontrar vitamina D en alimentos como los pescados grasos, los huevos, la carne, la mantequilla o la leche.
Por último, se puede optar a tomar suplementos de vitamina D, como Aquilea Vitamina D+, un comprimido sublingual compuesto por vitamina D, resveratrol y vitamina E. Gracias a su fórmula, ayuda a fortalecer el sistema inmunitario, a mantener una estructura ósea fuerte y al correcto funcionamiento de los músculos. Además, su tecnología de nanoemulsión contribuye a que la absorción de sus propiedades sea más rápida. Antes de su consumición debes consultar a tu doctor o ginecólogo.