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Consejos para la relajación y el estrés

Las tensiones musculares por estrés

El entreno deportivo frecuente es el origen de muchas tensiones, sobrecargas y contracturas musculares. Pero hay otras causas que nada tienen que ver con el deporte y que son igualmente habituales: son las malas posturas, los nervios, los movimientos repetitivos, el sedentarismo y algunos otros factores de tipo emocional.

Ante una situación estresante, algunos músculos se tensan automáticamente para preparar el cuerpo para reaccionar. Y después, cuando la situación desaparece, se relajan. ¿Pero qué pasa cuando el estrés se repite a diario? Que los músculos no se relajan y se mantienen en un estado de tensión constante, con menos flujo sanguíneo y menos oxigenación. Si además esos músculos no se mueven lo suficiente, no se estiran y no se masajean, el problema empeora y la tensión va en aumento.

La zona del cuello, los hombros y los lumbares es donde se suele concentrar más tensión y donde se originan muchas contracturas musculares que acaban produciendo dolores de espalda e incomodidad.

¿Cómo se previene y se combate la tensión muscular?

Las personas con alto nivel de estrés o nerviosismo deberían empezar por aprender a gestionarlo pues, como hemos comentado, es una de las causas principales. Y mientras se consigue, se puede ir actuando desde diferentes frentes:

Practicar ejercicio físico es una de las mejores formas de prevenir y aliviar las tensiones musculares y los dolores asociados, ya que se fortalece y se oxigena la musculatura. Además, el ejercicio libera endorfinas que contribuyen a mejorar la sensación de bienestar general y el estado de ánimo.

Una buena postura corporal durante el día también ayuda a prevenir tensiones musculares. En el trabajo, por ejemplo, la espalda debe estar erguida, pero bien apoyada si estamos sentados. También se aconseja cambiar frecuentemente la posición, mover los pies, levantarse frecuentemente y realizar movimientos que impliquen a los músculos del cuello y de los hombros: mover la cabeza suavemente hacia ambos lados y de arriba y abajo, levantar y bajar los hombros, estirar los brazos…La idea es evitar que se agarroten los músculos y que la sangre circule sin problemas.

En caso de dolor por tensión muscular puede ser de ayuda la aplicación de calor local durante unos 20 minutos –bolsa de agua caliente, de semillas, esterillas…- ya que éste produce un aumento del flujo sanguíneo, mejora la plasticidad de la zona afectada y ayuda a disminuir la sensación de dolor. No es un tratamiento, pero ayuda a relajar y reconforta.

El masaje descontracturante es otra herramienta útil para ayudar a aliviar tensiones, a aumentar flujo sanguíneo y a evitar el dolor. Lo tiene que realizar un fisioterapeuta profesional.

Por último, no podemos olvidar los estiramientos, un concepto muy asociado al mundo del deporte pero que todos deberíamos incluir como rutina en la vida cotidiana; y muy especialmente las personas que están sometidas a niveles altos de tensión o estrés.

Practicados de forma habitual, tienen diversos efectos beneficiosos sobre la condición física en general y sobre el bienestar muscular en particular.

Algunos expertos, además, afirman que el efecto relajante muscular que se logra con unos buenos estiramientos se acaba manifestando también en la mente.

Para ello hay que aprender a hacerlos de forma correcta, sin rebotes, respirando de forma consciente, sacando lentamente el aire al estirar y manteniendo la postura durante unos 30 segundos. Es importante hacerlo sin prisas y sin llegar a sentir dolor, solamente notando la relajación y como el músculo que se está trabajando se estira suavemente. ¡Vale la pena probarlo!

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