¿Cómo afecta el estrés al sueño?
Día a día es muy común que las personas lleguen a enfrentar distintas preocupaciones que originan episodios de estrés. Cuando esta situación se prolonga por varias semanas o meses, la condición pasa a ser crónica y puede llegar a afectar diferentes actividades, entre ellas, una tan esencial como el descanso. Por lo general, a las personas muy abrumadas por el estrés en el sueño les cuesta dejar de lado sus angustias a la hora de dormir. Esto ocasiona que no tengan un descanso fructífero durante la noche y, en consecuencia, que en el desarrollo de la jornada del día siguiente atraviesen nuevas complicaciones.
Si esta situación no se detiene a tiempo y no se aplican los correctivos necesarios, las consecuencias pueden ser mayores, como por ejemplo resultar en fatiga crónica o en otras afecciones a la salud integral. Son distintas las razones por la que el estrés en el sueño diario se puede originar y, al acumularse o extenderse, pueden repercutir en la calidad sueño a través de distintos trastornos, además de generar otros cambios como la elevación de la presión arterial y cambios repentinos de ánimo, entre otros. Todas estas manifestaciones terminan por incidir tanto en el rendimiento diario, como en el bienestar físico y mental.
Resulta importante entonces identificar las causas del estrés excesivo, saber de qué manera esta condición afecta el sueño y qué soluciones pueden aplicarse para conciliar un sueño que también logre ser reparador.
¿Qué motivos pueden originar el estrés?
En el contexto de la salud mental, el estrés puede definirse como un estado o sentimiento que se genera como reacción ante una situación difícil o apremiante. En otras palabras, funciona como un sistema de emergencia del organismo en el que se activan distintos mecanismos de defensa como respuesta a distintas condiciones o estímulos. Es un fenómeno natural del ser humano, por lo que per se no se considera algo negativo. El problema surge cuando el estrés pasa de agudo o cotidiano a crónico o extremo, pues en ese estado puede afectar a distintos aspectos de la salud física y mental.
Algunos de los factores que pueden prolongar el estrés en el sueño pueden estar relacionados con la condición socioeconómica, principalmente si se atraviesa por un estado de pobreza extrema o por un periodo extendido de deudas. A su vez, otro desencadenante puede ser el cambio de diversas situaciones, ya sea repentino o no, como el caso de una ruptura sentimental, el diagnóstico de una enfermedad, la pérdida de empleo o el fallecimiento de algún ser querido. Desde luego, el estrés crónico también tiene que ver mucho con el temor por el futuro, por lo que también suele estar acompañado de episodios de ansiedad.
Una de las situaciones más peligrosas es que el afectado se acostumbre a dicha condición, por lo que le sería difícil la búsqueda de ayuda y toma de precauciones necesarias para evitar cuadros clínicos más avanzados. Entre las principales consecuencias se hallan el desarrollo de malestares como los dolores de cabeza y corporales, problemas gastrointestinales, cansancio o fatiga extrema, cambios repentinos de peso, depresión o ansiedad, y por supuesto, algunos trastornos del sueño como el insomnio o la somnolencia.
¿Qué relación existe entre el estrés y el sueño?
Cuando el cuerpo humano experimenta una situación de amenaza, se genera una respuesta fisiológica por medio de reacciones hormonales que provocan distintos cambios en el organismo y que influyen de forma directa en las actividades y respuestas físicas.
La liberación del cortisol junto a otras hormonas asociadas al estrés antes del sueño favorecen un incremento repentino de energía, que permite hacer frente a la condición o posición de peligro. La acción del sistema endocrino, encargado de la liberación y segregación de las hormonas, es regulada por el sistema nervioso central, lo que favorece la relajación una vez superado el estímulo de apremio. Si el evento estresante es prolongado, los niveles de cortisol inciden directamente en la hiperactividad del sistema nervioso central, provocando dificultad para dormir, disminución de horas de sueño y reducción del sueño REM.
Estas repercusiones, que indudablemente deterioran la calidad del sueño, generan en consecuencia otras afecciones como la falta de concentración y memoria, disminución del rendimiento en las actividades diarias, desarrollo de depresión y ansiedad y, por supuesto, más estrés.
¿Qué estrategias seguir para relajarse y conciliar el sueño?
Si el estrés en el sueño es el principal desencadenante de los problemas para dormir, pueden emplearse algunas estrategias que favorezcan el manejo de las preocupaciones antes de acostarse. En concreto, la meditación y otros sencillos ejercicios de respiración pueden ayudar a reducir los niveles de cortisol en el organismo que impiden alcanzar un sueño reparador.
A su vez, resulta importante acompañar estas técnicas con hábitos que permitan tener un sueño ininterrumpido y placentero. Entre las principales acciones están fijar un horario para dormir, evitar llevar trabajo a la habitación, comer alimentos ligeros antes de acostarse y reducir cualquier factor estimulante de actividad al mínimo, como la iluminación, el sonido o las variaciones extremas de temperaturas.
En el mercado también existen suplementos con ingredientes naturales que contribuyen a la relajación durante el día frente a estímulos de estrés. Una opción efectiva es Aquilea Enrelax Forte, una solución en forma de comprimidos que ayudan a hacer frente a los episodios de estrés cotidiano. Otra opción de suplementos naturales que ayudan a combatir el estrés a la hora de dormir es Aquilea Sueño, con su fórmula que favorece un descanso reparador, interviniendo tanto en el inicio del sueño como a lo largo de la noche.
Aquilea EnRelax Forte
Solución natural para favorecer la relajación durante el día y combatir el estrés ocasional.