Así actúa la música en tu mente
Que la música tiene efectos terapéuticos sobre la salud física y mental es algo que se sabe desde hace cientos de años. La musicoterapia, cuyos fundamentos científicos fueron planteados ya en la antigua Grecia, se refiere al uso de la música y de algunos sonidos con objetivos terapéuticos.
De hecho, existen expertos musicoterapeutas que la aplican como tratamiento de diversos trastornos, ya sea de forma individual o en grupo. Ahora bien, sin necesidad de recurrir a ellos, podemos también disfrutar de los beneficios de la música.
Según sus efectos, se considera que existen dos tipos de música, la sedante, con efectos tranquilizantes, y la estimulante que ayuda a aumentar la energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones. En función del momento, podemos recurrir a la que más nos convenga para aprovechar sus diferentes beneficios. Veamos cuáles son los principales:
Mejora el rendimiento intelectual. La música relajante puede ayudar a mejorar la concentración y a estudiar. Según un artículo publicado en Journal Educational Studies, en el que se corroboró que niños de entre 10-12 años lograban mejores resultados en aritmética y en tareas memorísticas cuando escuchaban este tipo de melodías.
Como la música provoca una estimulación profunda sobre el cerebro, tiene beneficios sobre la concentración y el aprendizaje, ya que ayuda a procesar mejor la información. Estas ventajas se han constatado también en niños con dificultades de aprendizaje como el TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad).
Mitiga el dolor. Al escuchar música se segregan dos hormonas: serotonina y endorfina, que actúan como neurotransmisores mitigando el dolor físico. Se ha comprobado así en algunos ensayos que han medido el umbral del dolor en personas recién operadas a las que se exponía a música relajante.
Reduce el estrés. Gracias a la serotonina y a las endorfinas, hormonas del bienestar, que se generan al escuchar música relajante, podemos disfrutar de una reducción de los niveles de estrés, que tiene también una repercusión física en una respiración más tranquila, unos niveles más bajos de presión arterial y un ritmo cardiaco más pausado. Por su parte, la música estimulante, utilizada para bailar o hacer ejercicio físico también puede contribuir a mejorar el estado de ánimo y la autoestima.
Favorece la meditación. Algunos tipos de música también favorecen el proceso de meditación. Para ello, es aconsejable decantarse por música instrumental a un volumen no demasiado alto y con una lista de reproducción lo suficientemente amplia para que ocupe toda la sesión.
Ayuda a comer de forma saludable. Parece ser que escuchar una música relajante mientras se come, puede ayudar a ingerir más despacio y con más consciencia, lo que conduce a lograr antes la sensación de saciedad y, por tanto, a no comer en exceso. Esta técnica se utiliza por profesionales formando parte de tratamientos de trastornos alimenticios.
Combate el insomnio. Según la APA, Asociación Americana de Psicología, la música relajante tiene efectos emocionales que pueden luchar en contra del insomnio y a favor de un sueño reparador. Así, ayuda a liberar tensiones, a deshacerse de las ideas reiterativas que impiden el sueño al final de la jornada e inducen, finalmente, a un estado de relajación que facilita el descanso.
Ya lo decía el refrán popular, y por algo debe ser: La música amansa a las fieras.