Verdades y mentiras de los productos light
Los llamados productos “light” aparecieron hace algo más de 30 años y desde entonces la oferta no ha parado de crecer. Su éxito ha sido tal, que hoy día forman parte de nuestra vida cotidiana. Pero… ¿te has preguntado alguna vez si realmente son saludables? ¿O si de verdad ayudan a perder peso? ¿O si crean confusión?
Para ayudarte a salir de dudas, hemos confeccionado una lista de afirmaciones frecuentes tanto en los medios de comunicación, como en las redes sociales o las charlas en el entorno familiar. Veremos qué hay de cierto (o falso) en ellas.
“Los productos light no tienen calorías”
FALSO. Se consideran “light” los productos a los que se les ha “quitado” un 30% o más de sus calorías naturales. Eso quiere decir que si un alimento aporta 500 calorías en su estado natural, la versión light aportaría menos de 350 calorías. Pero, no nos engañemos, sigue aportando calorías.
“Los alimentos light adelgazan”
FALSO. Los productos light pueden ayudar a controlar el peso, pero en ningún caso adelgazan por sí mismos. Lo que adelgaza es seguir una dieta hipocalórica equilibrada, combinada con ejercicio y un estilo de vida saludable.
“Los productos light son útiles para el control de peso”
CIERTO. Consumidos responsablemente ayudan a reducir las calorías que ingerimos en nuestra alimentación, de una forma más cómoda y mejor adaptada a nuestro estilo de vida. ¡Siempre y cuando no comamos (o bebamos) más cantidades de las debidas, claro está!
“Los alimentos light son más saludables”
FALSO. En líneas generales, son igual de saludables que los alimentos normales. Ahora bien, a menudo pueden resultar incluso menos saludables, ya que suelen contener mayor cantidad de aditivos más o menos artificiales. Por ello deben leerse bien las etiquetas y consumirse con moderación.
“Los productos light alimentan igual que los normales”
FALSO. Con frecuencia, en su proceso de elaboración, los alimentos light pierden una parte de sus vitaminas y otros nutrientes.
Como habrás visto, los productos light no son ni ángeles ni demonios. Lo que los convierte en buenos o malos es la forma de consumirlos que tenga cada persona. Como todo en la vida, un buen uso beneficia y un abuso perjudica.