Tipos de grasa: buenas y malas
Según avanzan los conocimientos científicos, se van aclarando conceptos que años atrás estaban difuminados y se van abriendo nuevas perspectivas en la mejora de la salud de las personas. Saber distinguir entre grasas buenas y grasas malas es fundamental para poder introducir en nuestra alimentación pequeños cambios que nos proporcionarán grandes beneficios saludables. Te explicamos qué tipos de grasa hay y donde podemos encontrarlas.
Las grasas buenas son las grasas insaturadas. Es importante recordarlo, porque debemos aumentar su consumo:
- Son líquidas a temperatura ambiente
- Favorecen la formación de “colesterol bueno”, es decir, son buenas para el corazón
- Son antiinflamatorias
- Tienen un efecto protector frente a enfermedades degenerativas y algunos tipos de cáncer
- No representan un problema en el control de peso
- Se dividen en dos clases, las grasas monoinsaturadas y las poliinsaturadas
Las grasas monoinsaturadas (omega-9) se encuentran en las aceitunas, el aceite de oliva, los aguacates, los frutos secos… así como en la ternera, el cordero y los productos lácteos.
Las grasas poliinsaturadas (omega-3 y omega-6) se encuentran en el pescado azul, el marisco, así como en frutos secos y aceites vegetales (maíz, soja, girasol, etc).
Las llamadas “grasas malas” son las grasas saturadas. No se trata de suprimirlas radicalmente, pero sí de consumir menos alimentos que las contengan:
- Son sólidas a temperatura ambiente
- Favorecen la formación de “colesterol malo”
- Se relacionan con la obesidad, la diabetes y algunos tipos de cáncer
- Se encuentran en alimentos de origen animal, como embutidos, vísceras, leche entera… y algunos de origen vegetal, como el aceite de palma.
Finalmente, están las grasas “muy malas”, conocidas como “trans” o “hidrogenadas”. Éstas sí que debes controlarlas a conciencia:
- Se utilizan como conservantes y para mejorar el aspecto de algunos alimentos preparados industrialmente
- Aumentan el “colesterol malo” y los triglicéridos
- Se encuentran en patatas fritas de bolsa, snacks, bollería, comidas preparadas, etc.
Cuanto mayor sea la cantidad de grasas saturadas, menos cantidad de producto debes consumir. No es preciso pasarse de saludables renunciando a alguno de los tipos de grasa que hay para siempre, es suficiente con tomarlas de forma muy ocasional.