Dieta para un buen corazón
En términos generales y resumiéndolo en cuatro sencillas pautas, lo que mejor le sienta al corazón para sentirse en forma es una dieta variada; además, por supuesto, del ejercicio diario moderado, poco estrés y ningún cigarrillo.
¿Y qué queremos decir cuando hablamos de dieta variada? Pues nos referimos a una alimentación en la que no pueden faltar nunca cereales, verduras y frutas y que contenga menos platos de carnes rojas y más de pescados, especialmente los azules ricos en Omega-3 (sardinas, atún, caballa, salmón…)
Un dato a tener muy en cuenta es que para tener un corazón sano es importante no tener sobrepeso, así que se debe evitar el consumo de alcohol, azúcar, dulces y pasteles, reservando este tipo de productos sólo para las ocasiones especiales. No sólo tienen un alto poder calórico, sino que muchos de ellos contribuyen a aumentar los niveles de colesterol.
En las dietas cardiosaludables, los helados, la nata, la mantequilla, los yogures enteros, los embutidos o los quesos grasos tampoco son recomendables como opciones habituales; sin embargo, el aceite de oliva debe tener un gran protagonismo diario; tanto para cocinar como para el aliño de ensaladas y verduras.
En la cocina se deben evitar en lo posible los fritos y guisos, siendo las opciones preferentes la plancha, el vapor, la brasa o el horno.
En cuanto a los condimentos, hay que tener presente que un exceso de sal en la dieta puede aumentar los factores de riesgo cardiovascular, por lo que es importante controlar su consumo, especialmente las personas con hipertensión arterial. Una buena forma de hacerlo es optar por los preparados a base de ajo, cebolla y plantas aromáticas o por los sustitutivos de la sal. En este último caso, prestando atención a la composición para evitar ingerir un exceso de otras sales minerales que podrían ser perjudiciales también.
¡Ya lo sabes! Si quieres un corazón en forma y que funcione a buen ritmo, aliméntalo bien.