¡Di sí a las proteínas vegetales!
Hamburguesas vegetales, croquetas de tofu, estofados de seitán, snacks de garbanzos... el consumo de proteínas vegetales es tendencia y aumenta de forma espectacular. Paralelamente, cada vez más voces promueven que disminuya la producción industrial de carne, responsable de una parte muy importante de la emisión de gases de efecto invernadero.
Las proteínas son moléculas que nuestro organismo descompone en aminoácidos para luego volver convertiros en proteínas específicas para cada función; algunas son esenciales para la construcción y reparación de tejidos, mientras que otras intervienen en el sistema hormonal, inmunológico, nervioso, etc.
Las proteínas de origen animal provienen principalmente de la carne, los huevos, los lácteos y el pescado y contienen una cantidad de aminoácidos muy similar a la que necesita nuestro organismo para construir sus propias proteínas, por eso se denominan proteínas de alto valor biológico.
Por su parte, las proteínas de los alimentos de origen vegetal no poseen los mismos aminoácidos ni en la misma cantidad que la carne, de modo que hay que saber combinarlos para poder obtener proteínas igualmente eficientes. Una forma práctica de hacerlo es consumir entre sí cereales con legumbres. También los frutos secos y algunas verduras como las espinacas, las alcachofas, el brócoli o los berros tienen cantidades interesantes de proteína, un motivo más para no dejar de incluirlos en los menús cotidianos.
Algunas de las grandes ventajas de las proteínas vegetales son que suelen tener un menor contenido en grasa, que las grasas que contienen son insaturadas, es decir, grasas buenas y que no tienen colesterol. Además, aportan menos calorías, son ricas en fibra, fáciles de digerir y contienen minerales que ayudan a alcalinizar el organismo.
Por último, y como apunte para reflexionar, sustituyendo el consumo carne por el de este tipo de proteínas contribuimos a mejorar la sostenibilidad del planeta. Descubre más sobre el mundo vegetal en el blog de Aquilea.