Qué es y qué tipos de insomnio existen
Después de cumplir con todas las obligaciones del día lo que más te apetece es meterte en la cama y descansar plácidamente. No obstante, existen ocasiones en las que estar muy cansado no es motivo suficiente para poder dormir. Asimismo, preocuparnos por no dormir hace que no podamos conciliar el sueño, entrando en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
Es muy común entre la población ser incapaz de conciliar el sueño o dormir toda la noche del tirón. Este trastorno se suele conocer como insomnio y se define como la reducción de la capacidad para dormir. Pero existen muchos tipos de insomnio, más o menos graves y ocurren por distintas causas. En este post os contamos cuáles son los distintos tipos de insomnio y cómo combatirlos.
Los diferentes tipos de insomnio
El insomnio es uno de los motivos de consulta de atención primaria más frecuentes y además uno de los síntomas que comparte cualquier trastorno psicológico. Aún así, mucha gente lo utiliza de manera errónea, por ejemplo tener problemas para conciliar el sueño un par de días no es tener insomnio. El insomnio lo tienes cuando esto te afecta durante una época.
Aquí os dejamos los distintos tipos de insomnio leves que existen dependiendo de los siguientes criterios.
Según las causas del insomnio:
- Intrínseco: Pertenecen a esta categoría cuando las causas del problema para dormir vienen explicadas por alguna alteración concreta en el funcionamiento del cerebro. Con una alteración podría ser por ejemplo una lesión cerebral o ciertos trastornos como el síndrome de piernas inquietas.
- Extrínseco: El insomnio extrínseco puede ser explicado por la dinámica de interacción con el sueño. Esto puede ser debido al estrés en el trabajo, una desestructuración de los horarios, la falta de higiene del sueño, consumo de estimulantes…
Según el momento de aparición:
- Insomnio de conciliación: Esto ocurre cuando te cuesta conciliar el sueño, es decir, en el inicio del sueño. La latencia del sueño, que así se llama al periodo de tiempo en el que concilias el sueño, suele ser normal en niños y jóvenes si es inferior a 20 minutos y en adultos si es inferior a 30 minutos.
- Insomnio de mantenimiento: El insomnio de mantenimiento ocurre cuando tienes desvelos, es decir, te despiertas numerosas veces por la noche y eres incapaz de conciliar el sueño durante toda la noche. También ocurre cuando te cuesta dormir, tras un despertar en mitad del descanso. Una de las consecuencias de este tipo de insomnio es la falta de descanso con la que se levanta el paciente a la mañana siguiente.
- Insomnio de despertar precoz: Cuando la persona se despierta antes de que suene el despertador. Es cierto, que muchas personas tienen por costumbre madrugar mucho y no les hace falta un despertador para despertarse. En el caso en el que no sientan cansancio durante el día, no se trataría de un tipo de insomnio. En cambio, si sienten cansancio o que no han descansado lo suficiente, sí.
- Insomnio mixto: Es una combinación de los insomnio hablados anteriormente. Cuando sufres dos tipos de este insomnio se trata de un insomnio mixto.
- Insomnio global: Cuando tienes los tres tipos de insomnio a la vez: insomnio de conciliación, de mantenimiento y de despertar precoz. Suele pasar cuando al paciente le cuesta conciliar el sueño, se despierta a las pocas horas de haberlo conciliado y además le cuesta volver a dormirse. Esto conlleva a una sensación de cansancio y malestar durante todo el día, ya que no ha descansado las horas suficientes.
Acciones que te ayudarán a combatir el insomnio
Ahora que ya conoces los tipos de insomnio leves, es el momento de poner en práctica una serie de acciones que te ayudarán a combatir esta situación:
- Realiza ejercicio físico a diario para que tu cuerpo libere energía y se canse. Asimismo, es importante compaginarlos con ejercicios de relajación. La mente es el músculo más fuerte del cuerpo y es importante saber dominarla, la meditación en este sentido te será de gran ayuda.
- Si te sientes agobiado o con mucho estrés, sal a la calle unos minutos para tomar aire. Llena y vacía tus pulmones varias veces antes de irte a dormir, esto ayudará a regular la respiración y a relajar el cuerpo y la mente.
- Asegurate de que estás a gusto en la habitación en la que duermes. La decoración influye mucho en la sensación de confort. Asimismo, el espacio debe contar con sistema de ventilación y con una temperatura de entre 18 o 20 grados. Además, debe estar libre de luz y de ruidos en el momento de dormir. No dejes que nada te distraiga.
- Ayúdate de complementos alimenticios como Aquilea Sueño, un comprimido bicapa que contiene melatonina, una sustancia que segrega el cuerpo de manera natural y que incide en el inicio del sueño; y extractos naturales de valeriana, pasiflora y amapola de California, que te ayudarán a tener un sueño reparador durante toda la noche.
Recupera tu descanso con todos estos consejos y verás como cada día te despertarás con la energía suficiente para hacer frente a cualquier situación, con mucha vitalidad y con una sensación de lucidez plena.
